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La Fundación Cione Ruta de la Luz, en colaboración con el programa CaixaProinfancia, revisó la vista de 150 personas en situación de vulnerabilidad. El evento visual -la vigésimo novena edición de Ver Para Crecer (VpC)- se llevó a cabo en el Consejo General de la Juventud, sito en la calle Godella, 116, de Villaverde, en Madrid.

Fueron trabajadores sociales de las 6 entidades de este programa de Fundación La Caixa que trabajan en el territorio Sur de Madrid (Educación Cultura y Solidaridad, Fundación Tomillo, Alucinos la Salle, Acais, Caritas Madrid y Fundación Secretariado Gitano) quienes se encargaron de seleccionar y convocar a los beneficiarios entre las familias “para las que son un referente”, destacaba Javier Verdasco, delegado territorial de la Fundación La Caixa en Madrid.

Por otra parte, seis ópticos, voluntarios de la Ruta de la Luz, cedieron su jornada laboral para llevar a cabo los exámenes visuales, en horario de mañana y tarde. Con esta nueva acción, Ver para Crecer reiniciaba su calendario de eventos visuales presenciales con múltiples beneficiarios después de la pandemia, un tiempo en el que lejos de cesar su actividad, simplemente la reorientó, propiciando visitas con cita previa en ópticas de la Fundación.  “Hemos vuelto, retomando el siguiente evento que teníamos previsto convocar cuando nos sorprendió el COVID”, señalaba Cristina Lopez-Mora, gerente de la Ruta de la Luz.

V.G. de 42 años fue una de las beneficiarias. “Veía todo con neblina, borroso, y muy mal de cerca. Soy jardinera, y estoy muy expuesta al sol. No ver bien, me dificulta trabajar”, explicaba después de su revisión. El año pasado V.G. graduó a su hija en una óptica, “pero no tenía dinero para mis gafas”. Tuvo que elegir, “y lo primero es ella”, contaba. Agradecida a los ópticos de VpC, al final del proceso eligió una montura cuadrada, de metal. “La que me mejor me quedaba, azul, preciosa”, definía. Con sus gafas nuevas puestas, además de contar con más facilidades para ejercer su trabajo, también podrá dar rienda suelta a su afición a la lectura cuando llegue a casa.

Como ella, todos los beneficiarios pudieron elegir su montura entre un gran surtido. “Se trata, en primer lugar, de corregir el defecto refractivo de cada paciente, pero también de que la persona que las lleve se sienta guapo o guapa con sus gafas”, añade la gerente de la Ruta de la Luz.

Además de las de V.G. después de terminar las revisiones a las 19:00 horas de la tarde, los voluntarios se llevaron las recetas con la graduación de los beneficiarios que necesitaban gafas. Fueron, en total, 130. Todos ellos las recibirán en el plazo de un mes hechas exprofeso para cada caso y sobre la montura elegida.

Elena Pérez-Ulloa (Óptica Pérez-Ulloa) fue una de las ópticas voluntarias. “Me encanta mi trabajo. La salud visual es importante, y la de los niños que no pueden costearse unas gafas, todavía más, porque no ver bien puede afectarles en clase, y truncar su futuro. En la era digital, con el avance imparable de la miopía, hay que revisar la visión de todos los niños. Y si no vienen ellos, vamos nosotros. No podemos permitir que no ver bien, les reduzca su mundo”, explicaba Elena.

Para Marisa Galdón (Óptica Quevedo), “la cooperación es, sencillamente, parte de mi profesión, no considero no ayudar, debe ser así”. Marisa ha viajado con numerosos proyectos de la Ruta de la Luz por América o África. “A partir de la gran crisis de 2007, empezamos las campañas en España, y vimos que también en nuestro país éramos muy necesarios, siempre de la mano de profesionales de los servicios sociales”, recordaba.

Javier Povedano, profesor asociado de la Universidad Complutense de Madrid, y director gerente de CO Montero, se estrenaba como voluntario de VpC, y, en una de sus primeras revisiones, detectó un caso de catarata. “En el mundo, la catarata es la primera causa de ceguera. Pese a contar con un buen sistema de salud, parece mentira que en nuestro país aún se nos escapen casos como éste. Por eso, estas acciones son tan necesarias”, señalaba. El caso, de una señora de 70 años, fue derivado inmediatamente al oftalmólogo.

“Dentro del programa CaixaProinfancia, además del refuerzo educativo, el ocio y tiempo libre, la atención psicoterapéutica,  se incluye el apoyo a las familias a través de bienes de primera necesidad, y también ayudas para la adquisición de gafas y audífonos. En las acciones anteriores que llevamos a cabo en el marco de Ver Para Crecer, ya descubrimos menores cuyos problemas escolares eran causados por deficiencias visuales. Creo que todos somos conscientes de la importancia de ver bien, a cualquier edad, pero especialmente, en la infancia”, añadía Javier Verdasco.

La Asociación de Miopía Magna con Retinopatías, que tiene como objetivo principal que la miopía magna (más de 6 dioptrías), deje de ser la principal causa de ceguera legal en España, también participó en esta acción. En horario de tarde, diez beneficiarios de AMIRES fueron revisados por los ópticos, y naturalmente, recibirán sus gafas nuevas.

El proyecto Ver para Crecer se apoya en la experiencia en materia de cooperación de la Fundación Cione Ruta de la Luz y en la capacidad tecnológica de las entidades que colaboran con ella. Su objetivo es revisar la vista de personas sin recursos o en situación de vulnerabilidad en España, apoyando a organizaciones locales que trabajan con estos colectivos, y proporcionar, a todo el que se le haya prescrito y la necesite, una gafa graduada nueva adaptada a sus gustos y necesidades de manera gratuita.

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