Constituida el 29 de septiembre del año 2000, la Fundación de Cione ha revisado la vista a 58.500 personas de todo el mundo, entregando casi 22.000 gafas nuevas y gratuitas a las personas que las necesitaban.
La Fundación Cione Ruta de la Luz ha cumplido 18 años. Constituida con el objetivo de ayudar a personas con escasos o ningún recurso económico en la mejora de su salud visual y auditiva en el ámbito internacional y nacional, la Fundación de Cione Grupo de Ópticas es el buque insignia del proyecto solidario de la cooperativa.
Desde el año 2000, muestra al mundo el lado filantrópico de la profesión óptica y la importancia que tiene la salud visual, y especialmente para personas que no tienen acceso a ella.
En estos dieciocho años de travesía, las soluciones aportadas por la Fundación han servido para transformar el día a día de sus beneficiarios, contribuyendo a mejorar la calidad de vida de estas personas.
Los ópticos voluntarios que viajan con las expediciones de la Ruta de la Luz, o que colaboran con ella en España, reconocen que “recibimos más de lo que damos, por el agradecimiento y paz interior que logramos en cada expedición”.
La Fundación Cione Ruta de la Luz sigue trabajando para ser un referente acercando la salud visual y auditiva a países en vías de desarrollo, algo posible gracias a los más de 400 socios y socias que apoyan su trabajo. Cualquier persona puede ser socia de la Fundación y contribuir a su labor social, desde 10 euros al mes.
Los hitos de una bonita trayectoria
La Ruta de la Luz surge de la inquietud solidaria de la cooperativa de ópticas Cione. Tras haberse instaurado de forma previa como proyecto, realizando tres expediciones a Mauritania en los años 95, 97 y 2000, la Fundación Cione Ruta de la Luz se constituye legalmente el 29 de septiembre del año 2000.
Desde entonces, la Fundación ha viajado a 28 países de América Latina, África y Sudeste asiático y ha visitado 14 ciudades españolas, todo ello para llevar su labor cada vez más lejos. “Ser parte del cambio que proporciona la Fundación en la vida de tantas personas que están pasando por un momento complicado, es una de las cosas más bonitas que me han pasado. Es mucho el trabajo al que nos enfrentamos cada semana, pero si el resultado es una sonrisa en la cara de las personas a las que tratamos de ayudar, habrá merecido la pena”, se sincera Sara Calero, gerente de la Fundación Ruta de la Luz.
En el área de la prevención, fundamental para luchar contra los casos de ceguera evitable, la Fundación trabaja por la sensibilización y concienciación de las personas beneficiarias y su entorno mediante formaciones y charlas con el fin de educar en materia de salud visual.
El fin último de los proyectos es fomentar el emplazamiento de centros ópticos estables y talleres ópticos autónomos allá donde se dirigen, para que sean gestionados de manera local. La Ruta de la Luz cuenta con tres centros ópticos estables y autosostenibles en Benín y Togo y otro en Mozambique aún respaldado por la Fundación.
“La frase con la que cerramos la memoria del año 2017 resume a la perfección lo que hemos hecho en estos 18 años. ‘Muchos corazones unidos, pueden cambiar el mundo’. Vamos a seguir cambiando el mundo y luchando por que sea más justo, otros 18 años más”, concluye Sara.