Las actividades al aire libre pueden ayudar a evitar que los niños clasificados como premiopes desarrollen miopía, que afecta ya a uno de cada cinco niños en España, según el Barómetro elaborado por la Fundación Alain Afflelou y la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Por ello, desde el equipo de ópticos-optometristas de Alain Afflelou, comprometidos con el cuidado de la salud visual infantil, recuerdan la importancia de poner en práctica medidas de prevención encaminadas a retrasar o evitar la evolución de este problema visual en la infancia, como un mayor número de actividades en el exterior, sobre todo en esta época del año con la llegada del buen tiempo.
Los niños premiopes son aquellos que, sin ser aún miopes, tienen un estado refractivo (conocido popularmente como “graduación”) próximo a la miopía lo que, unido a otros factores como la edad, antecedentes familiares o pasar demasiado tiempo haciendo actividades que requieren visión cercana, como el uso de dispositivos electrónicos, puede incrementar el riesgo de desarrollar miopía en el futuro.
“Este concepto se refiere a las primeras etapas del desarrollo de la miopía en la población infantil, antes de que la haya desarrollado por completo. Durante este tiempo de predesarrollo puede haber una serie de factores de riesgo que conviene analizar para ver en qué medida se pueden modificar y evitar así la progresión, como es el caso de la práctica de actividades en el exterior”, subraya Ana González, responsable de Óptica de Alain Afflelou e investigadora predoctoral en la UCM.
La detección de la premiopía es fundamental para identificar el problema visual en las primeras fases, de forma que se pueda poner solución y se evite que haya una progresión
Hay que tener en cuenta que, según los últimos datos del Barómetro de la Miopía, elaborado por la Fundación Alain Afflelou y la UCM, la miopía es un defecto visual que ha aumentado su prevalencia en los últimos años por lo que se prevé que para 2030 el 30% de los niños españoles con edades entre los 5 y los 7 años será miope.
En este sentido, se advierte de la importancia de prestar atención al tiempo y la distancia que los niños mantienen a la hora de hacer actividades como leer, estudiar y el uso de dispositivos electrónicos. “Hay que recordar que las pantallas deben evitarse a edades tempranas, según recomiendan los pediatras, que son, además, las que suelen coincidir con el predesarrollo de la miopía”, añade.
El cuidado de la salud visual infantil y la atención a los problemas refractivos es uno de los compromisos de Alain Afflelou para 2024. Por ello, uno de sus pilares es la investigación y, en este sentido, a través de la Fundación, han publicado un estudio junto con la UCM en la revista Frontiers in Medicine, que demuestra el cambio de hábitos de los niños españoles después del confinamiento por la pandemia de COVID: aumentó el número de actividades al aire libre y disminuyó el tiempo de actividades que requerían visión cercana y el uso de dispositivos electrónicos.
“El siguiente paso será ver cómo afecta todo ello en la incidencia de la miopía, ya que la evidencia nos dice que pasar más tiempo al aire libre es un método eficaz para prevenir y ralentizar el cambio a miopía de los niños con premiopía. Por lo que es importante realizar revisiones frecuentes y controlar los factores de riesgo, mediante la práctica de actividades al aire libre y fomentando los descansos frecuentes, al menos, cada 30 minutos, mientras hacen tareas en cerca (ordenador, lectura, etc.), así como mantener una distancia adecuada respecto al libro, teléfono móvil o elementos similares (se recomienda no trabajar a menos de 30cm). Además, es fundamental el descanso de calidad durante la noche”, sostiene González.
Consejos para identificar problemas visuales iniciales en la población infantil
La detección de la premiopía es fundamental para identificar el problema visual en las primeras fases, de forma que se pueda poner solución y se evite que haya una progresión. Por ello, es primordial acudir a revisiones visuales de forma periódica para detectar cualquier problema susceptible de ser tratado.
“En este sentido el óptico-optometrista ayudará a las familias a dar con la mejor solución y los consejos a seguir para evitar que el problema evolucione”, comenta González. Por ello, algunos signos que pueden ayudar a los padres y madres a detectarlo son: si se acerca demasiado para ver objetos que están lejos, para leer o escribir; cuando adopta posturas extrañas en determinadas situaciones como al jugar o ver la televisión; a la hora de elegir colores o si se tropieza de forma habitual. “Si son pequeños, ellos mismos no serán conscientes, por eso hay que estar pendientes de estos detalles y acudir a un profesional experto para que le den la atención adecuada”, concluye.