Durante el congreso OPTOM Meeting Toledo, que se ha celebrado en el Palacio de Congresos de Toledo y que ha albergado a más de 600 ópticos-optometristas, se ha hablado sobre la rehabilitación y la baja visión como un problema sanitario que aumenta cada año.
Aunque no existen datos actualizados de prevalencia, la baja visión es un problema de salud visual en auge. Disfrutar de una adecuada salud visual es uno de los factores más determinantes a la hora de lograr que una persona tenga una buena salud general, sobre todo cuando nos encontramos ante personas de edad avanzada. En un contexto en el que la sociedad es cada vez más longeva, el papel del óptico-optometrista resulta fundamental para garantizar el correcto abordaje de la baja visión, un problema frecuente que acecha a un gran número de personas.
“La baja visión es una condición visual que produce una reducción significativa de la visión, que no mejora con el uso de gafas, lentes de contacto y/o tratamientos médicos quirúrgicos, provocando una discapacidad visual para la realización de algunas tareas de la vida cotidiana”, asegura Javier Sebastián Carmona, óptico-optometrista, coordinador de la Vocalía de Baja Visión del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO) y ponente en el congreso OPTOM Meeting Toledo.
Se estima que, en España, según estadísticas recientes, hay unas 980.000 personas con discapacidad visual mayores de seis años de edad, y de esas 60.000 son ciegas y 920.000 tienen baja visión
Se estima que, en España, según estadísticas recientes, hay unas 980.000 personas con discapacidad visual mayores de seis años de edad, y de esas 60.000 son ciegas y 920.000 tienen baja visión. En este contexto, “podemos concluir que la baja visión está infradiagnosticada y en España, actualmente, podría haber incluso más de 1,5 millones de pacientes con discapacidad visual, y esta cifra aumentará exponencialmente debido al envejecimiento poblacional”, alerta Javier Sebastián.
Según los expertos reunidos en OPTOM Meeting Toledo existen diferentes grados de baja visión. “Aquellas personas con una deficiencia visual leve todavía son capaces de realizar sus tareas diarias con soluciones ópticas convencionales, como gafas o lentes de contacto. Cuando la deficiencia visual es moderada necesitará ayudas ópticas de baja visión con bajos aumentos para la realización de las actividades de la vida cotidiana, pero si su deficiencia visual resulta grave (límite de ceguera legal en España) esa persona necesitará ayudas ópticas de grandes aumentos y ayudas electrónicas”, explicó.
Poder ver bien requiere tanto de la participación del ojo como del cerebro, por lo que las distintas enfermedades que afectan al sistema visual y al sistema neurológico pueden estar detrás de la aparición de una baja visión. Principalmente, las causas son enfermedades oculares degenerativas asociadas al envejecimiento, como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y el glaucoma. Las distrofias hereditarias de la retina y distintas condiciones genéticas y/o congénitas son causa de baja visión, y también los accidentes cerebrovasculares son susceptibles de producir baja visión.
Según los expertos, la discapacidad engloba las deficiencias, las dificultades que una persona puede tener para llevar a cabo actividades como el autocuidado y los problemas que experimenta para participar en situaciones de la vida cotidiana, como desplazamientos en el exterior, deslumbramientos nocturnos, lectura, etcétera, pero la discapacidad experimentada está determinada no solo por la enfermedad ocular, sino también por el entorno físico, social y actitudinal en el que vive la persona.
En este contexto, el papel del óptico-optometrista como profesional de la visión resulta esencial a la hora de abordar la baja visión y la repercusión social de este problema. El óptico-optometrista no diagnostica, pero sí puede detectar una discapacidad visual, valorando la agudeza visual, campo visual y sensibilidad al contraste del paciente. En estos casos, debe de remitir al paciente a los servicios de oftalmología para que sea diagnosticado y tratado médica o quirúrgicamente.