El informe PISA 2022 –Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)– se presentó a finales de diciembre con unos resultados pésimos en matemáticas y comprensión lectora para España, que obtuvo su peor calificación desde el inicio de esta publicación en el año 2000, encargada de medir la capacidad de los jóvenes de 15 años para utilizar sus conocimientos y habilidades en lectura, matemáticas y ciencias para afrontar desafíos de la vida real.
Para frenar esta tendencia, el presidente del Gobierno ha anunciado un plan de choque educativo, dotado de 500 millones de euros. Al margen de esta medida, el Colexio Oficial de Ópticos Optometristas de Galicia (COOG) señala que este bajo rendimiento escolar también puede tener mucho que ver con la salud visual del alumnado. “Se lee con los ojos y es una pena que cuando llegan a nuestros gabinetes jóvenes que sufren fracaso escolar, comprobamos que nunca han revisado su funcionalidad visual, y detectamos incluso que su integración visual no es eficaz”, explica la presidenta del Colexio, Esther Amaro Quireza.
La entidad colegial explica que es necesario que los niños y jóvenes de entre 6 y 16 años se sometan anualmente a una revisión visual para comprobar el correcto funcionamiento de su visión, lo que les permitirá hacer sin impedimento las tareas cotidianas, como los deberes y estudiar. “Detectar los problemas visuales en la infancia es fundamental, porque la visión es uno de los sentidos más importantes. El 80 % de la información percibida en las aulas entra por los ojos”, señala Esther Amaro.
Los expertos destacan que, aunque el sistema visual sufre cambios hasta que alcanza su madurez, las revisiones visuales son importantes para detectar alteraciones en la visión o patologías que pueden manifestarse en la infancia. Así, por ejemplo, Esther Amaro indica que entre las alteraciones visuales destacan la ambliopía, la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo, el estrabismo o variaciones en la refracción, además de problemas binoculares que pueden dificultar, por ejemplo, la lectura. “Hay problemas visuales que no siempre están relacionados con la corrección, como los binoculares o de enfoque o de motricidaz ocular, que hacen que los alumnos tengan que hacer un sobreesfuerzo para ver bien, lo que puede generar un bajo rendimiento escolar”, argumenta la presidenta. Por todo ello, el Colexio considera que las revisiones de la visión en edad escolar son muy importantes, debido a que el fracaso escolar está relacionado con la manifestación de problemas visuales. “Se estima que el 30 % del fracaso escolar en la infancia y la adolescencia está relacionado con problemas de visión no detectados”, apunta Amaro Quireza.
Los ópticos optometristas gallegos indican que existen determinados signos que deben hacer saltar las alarmas y que los padres, tutores o maestros comiencen a sospechar que el menor sufre algún problema visual. Concretamente, los signos a los que se deben prestar atención del comportamiento del niño son torcer la cabeza al leer, descentrarse con facilidad, ver mal la pizarra de lejos, desviar o guiñar los ojos, acercarse demasiado a los textos, al ordenador o a la tablet para leer, confundir palabras, tener escozor en los ojos, saltarse palabras o líneas leyendo o no tener una buena comprensión lectora, entre otros.
Además, el Colexio recuerda que se está incrementando la incidencia de la miopía juvenil por el exceso de horas que dedican los niños a las pantallas digitales. Así, los optometristas gallegos aseguran que se debe concienciar a la sociedad sobre la necesidad de realizar un uso moderado de la tecnología digital en edad escolar, porque la miopía juvenil, aunque se manifiesta entre los 6 y los 8 años, puede seguir incrementándose más allá de los 18 años. Con el objetivo de prevenir la miopía juvenil, el Colexio aconseja la realización de revisiones visuales y recomiendan que los niños realicen actividades al aire libre.