Las altas temperaturas, el viento, los ambientes secos o la radiación ultravioleta son algunos de los factores que convierten el verano en la época más sensible para los afectados de sequedad ocular.
Esta sequedad se produce porque la superficie del ojo no se encuentra correctamente protegida por la lágrima, por un déficit en la cantidad o calidad de la película lagrimal. Se manifiesta mediante síntomas como la irritación, el ardor, la sensación de sequedad, la sensación de arenilla, el lagrimeo excesivo o la pesadez de los párpados.
Realizar revisiones periódicas y mantener hábitos de vida saludables son algunas de las recomendaciones para prevenir y tratar los síntomas del ojo seco:
- Utilizar lágrimas oftálmicas para humectar y mantener la hidratación ocular
- Usar humidificadores en verano por el aire acondicionado.
- Proteger los ojos con gafas de sol homologadas.
- Seguir una dieta saludable, rica en frutas y verduras, cereales integrales y pescados para un buen aporte de vitaminas.
- Evitar el consumo de tabaco y reducir el consumo de alcohol.
- Respetar las horas de sueño.
Esta afección la sufren al 11% de la población española, es decir, casi 5 millones de personas. A nivel mundial, el número de personas que padecen ojo seco asciende a 344 millones, sin embargo, el 55% no ha sido diagnosticado.
De los afectados, solo el 34% recibe tratamiento para ponerle solución. En este sentido, Sara Ceballos de Alcon España, afirma que, “el desconocimiento de los pacientes, sumado a la alta prevalencia de la patología, hacen necesario no sólo un alivio de los síntomas, sino una terapia intensiva que restaure el ojo seco y que actúe con rapidez para mejorar la calidad de vida de los pacientes”.