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El proyecto Ver Para Crecer (VpC) celebró su cuarto cumpleaños en Loja,  localidad granadina a la que regresaba, a petición de la Asamblea Local de Cruz Roja. Ver para Crecer une en el propósito de acercar la salud visual a personas sin recursos en España a la iniciativa filantrópica Vision For Life de Essilor y a la Fundación Cione Ruta de la Luz.

Se ha tratado de la trigésimo primera misión óptica sobre el terreno del proyecto en España. Allí, y en una gran sala cedida para la ocasión por la entidad en el Centro de Atención Social a la Infancia El Pinar, junto al río Genil, nueve voluntarios, seis de ellos ópticos-optometristas, revisaron visualmente a noventa personas en situación de vulnerabilidad.

Los ópticos-optometristas voluntarios desplegaron el instrumental necesario para practicar revisiones visuales exhaustivas

La mitad de ellos fueron niños, a quienes se examinó en jornada de tarde para hacer compatible la iniciativa con el final de sus clases. Fundamentalmente empleados de la lojeña Óptica Conesa, los profesionales de la salud visual dedicaron su jornada laboral a atender a estas personas, con la misma entrega con la que se conducen a diario en sus negocios, pero con una dosis extra de cariño, derivada también del agradecimiento que percibieron en los beneficiarios/as.

Los ópticos-optometristas voluntarios desplegaron el instrumental necesario para practicar revisiones visuales exhaustivas, que se prolongaron entre las diez y media de la mañana y las seis de la tarde. T. C. fue una de las primeras personas que revisaron los ópticos/as. Usa gafas para ver de lejos, pero tampoco ve de cerca. Uno de sus dos trabajos consiste en quitar hilos de pantalones y camisas en una factoría textil. Pero no los ve bien. “Me regaña el jefe. Me dejo la mitad. Hace poco le tuve que decir que no me llamara más. Pero no me hizo caso; lo sigue haciendo, pero me ha dicho que me ponga gafas, porque no veo”, decía con humor. T.C. gana poco más de doscientos euros al mes, que su familia necesita.

Cristina Arellano, técnica de intervención social de Cruz Roja que ha coordinado la acción con VpC en Loja, conocía el caso. “En cuanto se enteró que volvían los ópticos de VpC, me llamó”, decía T.C. después de haber elegido una montura nueva, de pasta, con la que ya no le quedará un hilo sin quitar de pantalones y camisas.

Se ha revisado visualmente a noventa personas en situación de vulnerabilidad

Como T.C. va a hacer a partir de que reciba sus gafas nuevas con los cristales que corregirán su presbicia, Marivi Ruiz, gerente de Optica Conesa, también tiró del hilo de otro caso entrañable: “Una señora, de unos 50 años, decía que no veía de cerca. Pero cuando miré el resultado de la graduación, había mucho más. Tenía una miopía y un astigmagismo muy fuertes”, narra. La óptico-optometrista estimó ayer la agudeza visual de esta beneficiaria en 20% en un ojo, y en 40% en el otro. “Sencillamente, se había acostumbrado a vivir así”, lamentaba Mariví, en un mundo en el que no puede conducir, llevar a cabo tareas que requieran visión de cerca, en el que no reconoce las caras hasta una distancia muy corta o en el que ni siquiera podía ver la televisión con nitidez. No usaba gafas, y, cuando Mariví fue ajustando su graduación con la caja de prueba, su cara cambió. “Se le abrían los ojos, de alegría. Por eso es tan bonito ayudar a quienes tenemos cerca”, contaba la profesional de la salud visual. Además de recuperar prácticamente toda su agudeza visual, muy probablemente mejoren también sus frecuentes cefaleas, “que pueden, perfectamente, provenir de sus problemas visuales”, termina.

“Ver para Crecer es esto. Acercar la salud visual a personas que no tienen acceso a ella y mostrarles que no tienen por qué resignarse, porque la vida les puede dar una segunda oportunidad. Somos muchas las personas a las que nos importa que encuentren el camino de las segundas oportunidades, y que trabajamos cada día para ello”, afirma Marta Casillas, gerente de la Fundación Cione Ruta de la Luz y portavoz de VpC.

VpC apoyó en esta acción la gran labor que lleva a cabo el Centro de Atención Social a la Infancia El Pinar. El eje de la labor de este centro son los menores, que atiende, diariamente en época lectiva, de septiembre a junio.

Se ha tratado de la trigésimo primera misión óptica sobre el terreno del proyecto en España

Principalmente se trata de evitar el fracaso escolar, para lo que los menores acuden al centro durante una hora y media, a las clases de refuerzo escolar. Las imparten, fundamentalmente, profesores jubilados y estudiantes de magisterio voluntarios. Este es el principal objetivo del Centro, pero hay otros.

El fracaso escolar también puede estar originado por situaciones complicadas, como la ausencia de recursos que les impiden tener un lugar donde estudiar. Así los trabajadores sociales de Cruz Roja hacen un estudio de cada familia, para saber si necesitan ropa, calzado, libros o comedor escolar. Además, Cruz Roja de Loja mantiene un proyecto de cocina colaborativa. La iniciativa garantiza tres comidas diarias en las casas de las personas necesitadas, además de entregarles productos básicos. Pero no es un comedor social. Son ellos mismos quienes cocinan en el centro, y se llevan la comida a casa, para evitar estigmatizaciones.

Los beneficiarios han sido, fundamentalmente, personas en situación laboral precaria, por su condición de temporeros agrarios

Los beneficiarios han sido, fundamentalmente, personas en situación laboral precaria, por su condición de temporeros agrarios. Por eso, Cruz Roja alienta también un plan de empleo que se programan una serie de cursos, y que incluye la elaboración de CV preparación de la entrevista personal y cursos formativos, para que puedan abrirse a otros sectores.

Para Cristina Arellano, “una buena salud visual es fundamental para evitar el fracaso escolar, pero también para mejorar la empleabilidad de nuestros beneficiarios/as. Para la campaña de recolección y envasado de aceituna y de espárragos, los beneficiarios tienen que ver bien el producto”.

En todo este tiempo, unos doscientos ópticos-optometristas voluntarios de toda España han revisado la vista a casi 3.000 personas, y entregado en torno a 2.000 gafas nuevas a personas con escasos recursos en diecinueve ciudades de España.

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