Pues ahora mismo se duda de que fueran tres. De que fueran Reyes.
E incluso de que fueran magos. Dicen algunos que llevaron oro, incienso y mirra.
Lo de la mirra parece una broma. Con este producto se embalsamaban los muertos.
Lo del oro y el incienso ha llegado hasta nuestros días para quedarse y lo impregna casi todo.
Nuestra sociedad se pirra por la pasta y por dar coba a los poderosos.
Curiosos tiempos los presentes. Cócteles explosivos de estulticia y conjunciones adversativas.
Mezclas deplorables de mentiras y apariencias. Populismos que ningunean mentes sagaces y honestas.
Pero si a aquellos dos, siempre les quedo París, a nosotros siempre nos quedara la noche del cinco de enero.
No podemos dimitir de nuestras ilusiones. Aunque parezcamos bobos de matrícula, hay que seguir creyendo.
Y por ello, me atrevo a enviar a sus Majestades o lo que sean, mi carta de peticiones para el próximo año.
-Que todos los ópticos y ópticas se decidan a cobrar por sus servicios
-Que se ponga en valor y precio la real calidad de lo que se ofrece a los pacientes/clientes
-Que todo valga. Que no se crucifique a nadie. Artículos populares, medios y premium pueden coexistir siempre que los precios sean coherentes y se dé la información adecuada.
-Que las grandes empresas y operadores colaboren con los organismos existentes, para efectuar campañas promocionales válidas para todo el sector.
-Que se hagan todos los esfuerzos para entender, de una vez, que lo que ampliará la magnitud del mercado es la revisión ocular anual.
-Que la formación de los futuros profesionales contemple con más vigor todo lo relacionado con el conocimiento comercial y nuevas tecnologías.
Espero, ya que me he portado bastante bien, que algo de lo pedido me sea concedido.
Y que los Reyes o Presidentes de Repúblicas, de Oriente a Occidente, Magos o taumaturgos, Noel o el Tió, nos traigan salud para todos en el 2017.
Para el trabajo… que cada uno espabile.