Las revoluciones suponen un cambio, y el cambio evolución. La gran revolución industrial supuso un cambio de época en la que hubo que adaptarse a trabajar con máquinas. La gente que no estaba preparada para el cambio sufrió, se preocuparon por su futuro amenazado por una industria que no necesitaba mano de obra no especializada.
Veían con malos ojos aquellos cambios. Y la sociedad se adaptó, las nuevas generaciones aprendieron a convivir con las máquinas, a entenderlas y abrir su mente a nuevos trabajos y nuevas oportunidades que se brindaban gracias a la evolución de una industria que había cambiado.
La segunda revolución fue la tecnológica, a la que hemos tenido la gran suerte de vivir muchos de nosotros. La tecnología se ha abierto paso en todos los sectores de nuestra industria y sociedad. En nuestro sector ha transformado por completo nuestras consultas y los espacios de venta. No hay más que ver cómo eran nuestros gabinetes hace 20 años, y cómo ha evolucionado todo el aparataje del que disponemos actualmente.
Nuestras consultas cuentan con frontofocómetros automáticos, forópteros automáticos gestionados por tablets, topógrafos, autorrefractómetros con control de frente de onda, retinógrafos, tonómetros sin contacto, OCT, y un largo etcétera que hace que nuestras consultas tengan que crecer para albergar tanto aparato.
Quien nos contaba hace años que podríamos en el futuro solicitar las lentes biseladas al fabricante y que encajarían perfectamente, nos parecía que nos estaba tomando el pelo. Por no contar cuando marcábamos los progresivos con un rotulador en el talco. Gracias a los sistemas de centrado podemos ofrecer una precisión y una calidad nunca antes imaginada.
“Debemos prepararnos para el cambio y ofrecer las máximas posibilidades a nuestro alcance para que el beneficio redunde en nuestro paciente/cliente”
Pero el futuro se ha impuesto y nos hemos tenido que abrazar al cambio. Hay gente que ha visto una oportunidad y la ha aprovechado, y en cambio otra gente no ha sabido adaptarse y se ha anclado en sistemas y procesos del pasado.
La tercera revolución la estamos empezando a vivir ahora mismo, y me parece fascinante la idea de poder vivir otra experiencia del cambio. La inteligencia artificial va a suponer un cambio de época y va a provocar que cambiemos en nuestra manera de actuar y pensar. Como siempre habrá quien sufrirá, se opondrá y no entenderá lo que está pasando. Pero el mundo evoluciona y es imposible frenarlo o poner vallas al bosque. Hace poco leí una frase que decía: “Como el mundo es como es, nunca seguirá siendo como es”.
Las nuevas tecnologías asistidas por inteligencia artificial se abren paso en nuestro sector, y están apareciendo diseños de superficies complejas en la lente oftálmica. Acaban de presentar plataformas de refracción en las que, dependiendo de los primeros resultados obtenidos en pruebas preliminares, el sistema te sugiere diferentes estrategias de refracción para obtener mejores resultados. Y existe un estudio en el que la IA ayuda a reconocer retinografías de diabéticos o prediabéticos.
La inteligencia artificial tiene que ser siempre una herramienta complementaria a la toma de decisiones de los profesionales sanitarios. Es necesario combinarla con la tecnología optométrica, el conocimiento científico de los especialistas y la comprensión de las necesidades de los pacientes.
En fin, esto sólo acaba de comenzar. Estoy seguro de que no sólo vamos a tener que familiarizarnos con esta nueva tecnología, sino que debemos prepararnos para el cambio y ofrecer las máximas posibilidades a nuestro alcance para que el beneficio redunde en nuestro paciente/cliente. No debemos olvidar que el foco lo tenemos que poner siempre en su interés. Si tenemos miedo a que algún día seamos sustituidos por protocolos automatizados asistidos por inteligencia artificial, seremos como los trabajadores que trabajaban en la rueca que hilaban la lana antes de aparecer las máquinas de tejer. Debemos especializarnos, formarnos, prepararnos para el cambio y evolucionar con los tiempos.
“La inteligencia artificial es la última invención que la humanidad tendrá que hacer.” Nick Bostrom
Este artículo de opinión se publicó originalmente en la revista Optimoda correspondiente al primer semestre 2024.
Optimoda 217 Primer semestre 2024