Integremos las nuevas tecnologías en nuestra práctica profesional para mejorar el servicio

Son muchos los avances que se han ido introduciendo en los últimos años en el campo de la Óptica y la Optometría.

Incluyendo tecnologías de examen más avanzadas, sistemas que permiten optimizar al máximo el proceso de refracción, sistemas basados en inteligencia artificial para ayudar en la toma de decisiones, aplicaciones avanzadas para optimizar y conseguir un mayor control en el ámbito de la terapia o rehabilitación visual e incluso la aplicación de la realidad virtual en distintos ámbitos.

Todo ello permite y permitirá en el futuro llevar a cabo una práctica profesional óptima, más personalizada, minimizando potencialmente las posibilidades de error en nuestro ejercicio.

No podemos ponernos una venda y querer ignorar una realidad que ya existe y que será nuestra realidad futura, ya que corremos el riesgo de que dicha realidad nos arrastre como una ola hacia lo desconocido. Tenemos que formarnos y tratar de adaptar todos estos avances tecnológicos a nuestra práctica diaria. Ese debe ser nuestro objetivo, tratar de ir de la mano de lo que puede ser nuestro futuro, ya que en caso contrario él tirará de nosotros y no de forma amigable.

El futuro nos inquieta a todos y tenemos el temor, en ocasiones, de que todos estos avances puedan sustituirnos e incluso ser algo negativo o nocivo. Sin embargo, debemos ser conscientes de que, los que controlamos nuestro propio destino somos nosotros mismos, y el miedo nos conduce a la paralización y al bloqueo.

Lo que no debemos de olvidar es que el avance debe de ir de la mano de nuestra profesionalidad y somos nosotros lo que no debemos de permitir que eso no sea así. Por ello, debemos promover la regularización de aquellos usos inadecuados que se puedan hacer de estos avances. Sin embargo, eso no puede significar la demonización y rechazo de cualquier nuevo avance tecnológico. Al revés, cada uno de ellos debe ser analizado e integrado de la manera más adecuada en nuestra práctica siempre pensando en lo más importante de nuestro ejercicio profesional, el bienestar de nuestro cliente, nuestro paciente.

Vivimos épocas difíciles y las presiones financieras son enormes, por lo que la reducción de costes trata de maximizarse. Esto puede conducir a algunos a tratar de simplificar mediante el uso de las nuevas tecnologías las labores de adaptación de productos ópticos y la atención clínica, pensando en la rentabilidad financiera, pero no en lo que el cliente/paciente desea o necesita en realidad. Tratar de interaccionar directamente con el cliente/paciente sin el asesoramiento, consejo y atención del profesional cualificado para ello (en nuestro caso, el óptico-optometrista) es un gran error de concepto, que desde luego no beneficia a nadie. No se proporcionan los productos o servicios de forma adecuada, no se ofrece una atención sanitaria adecuada, se fomenta la banalización del cuidado de la visión y, sobre todo, se navega hacia lo incierto. Bueno, mejor dicho, se navega hacia el incremento del beneficio a corto plazo, pero construyendo un edificio sin una buena base que permita sostener el futuro.Integración de tecnologías en óptica y optometría

“El futuro nos inquieta a todos y tenemos el temor de que todos estos avances puedan sustituirnos e incluso ser algo negativo o nocivo”

Paradójicamente, todo ello está aconteciendo en el momento en el que tenemos a unas generaciones de ópticos-optometristas extremadamente preparadas, que es consecuencia de los esfuerzos de mucha gente durante muchos años en beneficio del desarrollo de nuestra profesión. Utilicemos todo este potencial humano para tratar de integrar y coordinar avances tecnológicos y actividad profesional, manteniendo el máximo respeto a nuestros clientes/pacientes y, desde luego, mejorando la rentabilidad también.

Tratemos de rentabilizar a través de ofrecer más y mejores servicios y productos, no precarizando y banalizando los procesos, no haciendo creer al cliente/paciente que todo lo puede hacer él sin necesidad de nadie y que el profesional es “lo caro” y lo que hay que eliminar a toda costa.

Todo esto no es fácil y requiere reflexión, conocimiento, capacidad de adaptación y empatía. No creo que la mayoría de las personas quieran que les atiendan máquinas sin ningún tipo de interacción humana, únicamente porque así me sale más barato. Hay que potenciar que el coste del servicio se asocia a una buena atención personalizada.

Integración de tecnologías en óptica y optometría

“Tratemos de rentabilizar a través de ofrecer más y mejores servicios y productos”

Adaptemos los nuevos avances tecnológicos para optimizar nuestros protocolos de trabajo y optimizar el tiempo en consulta, introduzcamos los nuevos software y equipos de entrenamiento visual para mejorar el cumplimiento de los tratamientos y optimizar el tiempo de recuperación, encontrando mejores ratios dosis-respuesta, introduzcamos la inteligencia artificial para ayudar en la toma de decisiones y así llevar a cabo una labor más precisa de screening y hagamos del uso online un método de control y seguimiento de apoyo a la consulta optométrica, especialmente en aquellos individuos con movilidad reducida, pero no la excusa para eliminar la atención presencial y así eliminando personal, incrementar la “supuesta” rentabilidad (lo será a corto plazo, pero no a medio o largo plazo).

Tenemos que integrar las nuevas tecnologías poco a poco en nuestra práctica profesional, pero sin destruirla. Usemos la tecnología para crecer conjuntamente, no para que devore la atención profesional y la convierta en una banalidad, pero tampoco devoremos la posibilidad de que la tecnología nos ayude a crecer y ofrecer un mejor servicio.

“Gestión es hacer las cosas bien, dirigir es hacer lo correcto»
Peter Ferdinand Drucker


Este artículo de opinión se publicó originalmente en la revista Optimoda correspondiente al primer semestre 2024.

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