Batas de protección contra el COVID-19: nociones básicas desde un punto de vista de ingeniería textil

La falta de material de protección frente al COVID-19 afecta de forma alarmante a los profesionales de la salud, pero también a los cuidadores de personas mayores, profesionales de la limpieza, alimentación, transporte, fuerzas del orden, etc. Los equipos de protección individual (EPI) que deben utilizarse para COVID19 son, principalmente, las mascarillas(1), las gafas, los guantes y la ropa de protección, siendo esta última en la que nos vamos a centrar en este artículo.

Los EPI pueden clasificarse en tres categorías: EP-I, II y III, definiendo cada una diferentes riesgos. En cuanto a la ropa de protección, debe estar certificada en base al Reglamento (UE) 2016/425 relativo a los equipos de protección individual, lo cual queda evidenciado por el marcado CE de conformidad, pero también deben estar certificados como productos sanitarios de acuerdo a lo establecido en el Real Decreto 1591/2009, de manera que estos artículos deben cumplir simultáneamente ambas legislaciones.

Los EPI

Los EPI-I (diseño simple) protegen la persona que lo lleva de manera que no contamina el lugar, pero no la protege de potenciales agentes infecciosos. Los de Categoría III (diseño complejo) protegen frente a los riesgos de máxima magnitud que pueden provocar la muerte o el daño súbito e irreversible de la salud del usuario. Los de Categoría II (diseño intermedio) incluyen los EPI que no se encuentran ni en un grupo ni en otro.

Tanto el uso adecuado de estos EPI, como el uso de los EPI’s adecuados, representan una estrategia básica en el control de infecciones porque, además de proteger al usuario, también protegen a quienes están en contacto con él.

Situaciones de COVID-19

Bajo esta visión, algunos de los requisitos que deben tener las batas para usarse en situaciones de COVID-19 serían que debe de ser material de un solo uso (desechables), ya que así se evitan fuentes de posible contagio que pudieran aparecer en el caso de que la desinfección del equipo no se realizase correctamente, y que debe evitar la penetración de fluidos y de virus al menos durante una hora. Es importante indicar que, en todos los casos, las batas siempre deben reemplazarse al final del procedimiento y entre pacientes. Para cumplir la propiedad de resistencia a los microorganismos, este tipo de ropa, como EPI, debe cumplir con la norma UNE-EN 14126:2004.

La capacidad para el desarrollo y/o fabricación de batas EPI II y III depende de que los tejidos cumplan la norma UNE-EN 13795, cuyo propósito es asegurar que los tejidos de los que están compuestos previenen de la transmisión de agentes infecciosos entre los pacientes y personal sanitario, asegurando que los productos mantienen todas sus propiedades en cada uso. Esta norma incluye dos grupos de especificaciones diferentes: las correspondiente a la protección contra los microorganismos y la de propiedades del material. En cuanto a las primeras se determina la penetración microbiana, tanto en seco como en húmedo y la limpieza microbiana. Mediante los ensayos textiles se mide la liberación de pelusa, la penetración de líquidos y las resistencias a la rotura y a la tracción tanto en húmedo como en seco. Todos los resultados deben estar por debajo de unos límites que han de cumplir.

Batas de protección contra el COVID-19

Spunbond + Meltblown + Spunbond

Actualmente las batas protectoras son básicamente telas no-tejidas debido a sus ventajas tecnológicas y económicas de producción. Las que presentan la mayor protección (EPI II y III) son las que están construidas con SMS. SMS es la abreviatura de “Spunbond + Meltblown + Spunbond”, que es una tela formada por dos capas spunbond y un núcleo de meltblown, generalmente compuestas de polipropileno. Si en el interior hay dos o tres capas se denominan SMMS o SMMMS, respectivamente. Aunque presentan buena filtración y buena transpirabilidad, no son completamente resistentes a los patógenos, con lo que se les suele impermeabilizar mediante la aplicación de recubrimientos o de películas poliméricas sólidas que suelen ser microporosas para evitar la acumulación del vapor de agua y el sudor del usuario, lo que puede provocar molestias e incuso estrés térmico.

Además, pueden hacerse tratamientos especiales con acabados hidrófobos, antiestáticos, absorbentes, retardantes de la llama, anti-bacterianos, resistentes a la radiación UV, etc. Las batas quirúrgicas suelen tener las costuras 100% termoselladas mediante ultrasonidos lo que aporta mayor protección que las costuras cosidas tradicionales.

Finalmente, las batas desechables pueden presentarse en dos versiones: simples y reforzadas. Para la construcción de piezas de refuerzo, a nivel del pecho, el abdomen y los antebrazos, los materiales utilizados pueden ser fibras poliméricas o varias capas del mismo tejido.

 

(1) Mascarillas de protección contra el COVID-19: nociones básicas desde un punto de vista de ingeniería textil, M. Ardanuy, E. Carrera, D. Cayuela y J. A. Tornero, Optimoda

 

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