La debilidad o fortaleza personal, empresarial o sectorial solo se mide y conoce cuando te enfrentas a complejos problemas.
Es cuando las cosas se ponen feas cuando debe aflorar la fuerza, el conocimiento, la templanza, la inteligencia, la preparación.
Los grandes deportistas ante un encuentro difícil dicen: o ganamos o aprendemos. No hay derrota cuando se compite.
Competir y no arrugarse, dos de las recetas para tiempos confusos, inciertos, a lo que añadiría ¡un poco de optimismo, por favor!
Que la situación es desagradablemente ácida, por supuesto. Pero no nueva. Que es económicamente peligrosa, por supuesto. Pero no desconocida. Que es socialmente turbulenta, por supuesto. Pero no insólita. Que plantea una turbadora incertidumbre, por supuesto. Pero no eterna.
¡Al loro que no estamos tan mal! (¿Recuerdan?).
Me explico con datos.
- 1350 Pandemia de Peste negra. La población europea descendió de 80 a 30 millones de habitantes.
- 1918 Origen aviar. 50 millones de fallecidos.
- 1957 Virus H2N2. 1,1 millones de fallecidos. Podría seguir.
Crisis económicas.
- Primera guerra mundial. Sin datos estadísticos absolutamente fiables, pero hablamos de una contracción del 7,2%. Inabarcable idiotez.
- 1929/1930. La gran depresión. Sin comentarios.
- 1945/46 Posguerra. Segunda guerra mundial. Quiebra social y moral de la especie humana.
- 1973. Crisis del petróleo. Estallido de la lujuria.
- 2009. Mejor ni hablar.
¿Alguien de mis escasos lectores y oyentes podría comparar la turbulencia de la situación social actual con, por ejemplo, la abolición de la esclavitud. La caída física de la teoría aristotélica. La igualdad de los derechos para todos, independientemente de su raza, credo o género. Los movimientos por los derechos de las mujeres. O, finalmente, la separación de la iglesia del estado?
Creo que no.
Finalizo con los datos de un estudio recientemente realizado. El del Small Business Prices. Analizó 28 países europeos para descubrir cuál tiene los empleados con mayor y menor riesgo de agotamiento, considerando diferentes factores que podrían contribuir al bienestar de los empleados, como el equilibrio entre la vida laboral y personal, las horas de trabajo semanales y el nivel de felicidad.
Con tantos de nosotros experimentando estrés relacionado con el trabajo en algún momento de nuestras vidas, el agotamiento es una preocupación entre los trabajadores de todo el mundo, especialmente después del brote de COVID-19.
España se ubica como el cuarto mejor país para la conciliación de la vida personal y laboral con una media de 36,5 horas trabajadas en una semana, una calificación de felicidad mundial de 6,4 y una calificación de conciliación de vida laboral y personal de la OCDE de 8,8.
Y si comparamos a nuestro sector con otros, salimos francamente ganadores. Así que, venga un poco de optimismo y demostremos que no somos tan mentalmente débiles.
Este artículo se publicó en la revista Optimoda Plus del pasado mes de febrero.