El mejor consejo para cualquiera que visite Berlín es mirar hacia arriba.
A nivel de calle, la ciudad se ve ocupada y desordenada; mira hacia arriba, y verás Berlín por lo que realmente es: una hermosa mezcolanza de lo viejo y lo nuevo, una arquitectura impresionante, patrones y texturas, belleza en los detalles.
Para los berlineses, el viejo y el nuevo verano son el momento perfecto para descubrir y redescubrir la ciudad que pensaban que conocían.
Días largos e incluso noches más largas te obligan a salir al aire libre y a un sol de verano brumoso que brilla con una nueva luz en un entorno familiar: edificios de ladrillo y mortero, geometrías repetitivas, melodías gloriosas.
Los rascacielos bailan. La arquitectura canta. Los detalles destacan.