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La tecnología de estas lentes, tanto monofocales como progresivas, permite a ciclistas y corredores practicar su deporte con seguridad y protección, usando monturas envolventes que se adaptan a su fisonomía y ofrecen graduación exacta, sin importar la curvatura de la montura, como se ha visto en el Tour de Francia y los Juegos Olímpicos de París.

Hoy, la tecnología de las lentes puede ayudar mucho más a los ciclistas que hace sólo unos años, tanto a los profesionales, como se ha podido ver recientemente en el Tour de Francia, como a todos aquellos aficionados que quieran una dosis extra de seguridad cuando dan pedales.

Una montura de sol envolvente protege frente al exceso de luminosidad, los molestos reflejos, y también frente a los rayos UV, no solo de manera frontal, sino independientemente desde donde lleguen. “Los rayos solares que se reflejan por la cara interna de las lentes también inciden en el ojo, causando molestos reflejos y afectando tanto a los ojos como a la piel, en el caso de la radiación ultravioleta. Por eso, la adecuada protección, combinada con una montura envolvente y con tratamientos antirreflejantes específicos, son una solución perfecta”, explica Cortes Pozo, product manager de Prats.

Pero, ¿qué pasa con aquellos que, además, tienen defectos refractivos? Aquí, la tecnología también ha avanzado enormemente, especialmente en el caso de las lentes Prats. Para cualquier deporte, en general, la visión periférica, y en movimiento, es importante. En el caso del ciclismo, es “imprescindible”, subraya Pozo, puesto que hablamos de seguridad y de aumentar capacidad de reacción del deportista, ante cualquier obstáculo que pueda surgir en la carretera cuando se rueda a gran velocidad, o en circunstancias, como, por ejemplo, cuando se circula en pelotón.  “Lo ideal es contar con una excelente visión central, pero también periférica”, prosigue. En bajada, los ciclistas pueden alcanzar velocidades de hasta 80 kms hora. “A esa velocidad, y con la sola protección del casco, necesitas dominar la visión central, y la periférica”, añade.

La tecnología de Prats fue pionera en el diseño de lentes para monturas con ángulos faciales elevados, tanto en monofocales como en progresivos. Debido a la posición de la lente en el espacio frente al ojo, tan diferente de la posición en gabinete (cero facial, cero pantoscópico), si no se hace un cálculo especial teniendo en cuenta estos parámetros, se generan aberraciones que reducen la visión en el área central e inutilizan la periferia, siendo este inconveniente aún más notable en el caso de los progresivos.

“Si una de estas lentes tan curvadas no tiene un diseño especial, calculado específicamente para la envolvencia de la montura, la visión periférica es un desastre”, enfatiza Pozo, mermando, consecuentemente, la seguridad del deportista. Prats cuenta con la opción tecnológica de graduar lentes tanto progresivas como monofocales, de casi cualquier curvatura para prácticamente cualquier prescripción. “Con tecnología propia, hacemos un cálculo de toda la superficie de la lente, desde el centro hasta la periferia, teniendo en cuenta la curvatura de la montura para que la visión sea excelente. Sin esa posibilidad, los deportistas con graduación sólo tendrían la opción de elegir monturas planas para hacer ciclismo, o para correr, con la consecuente reducción de la protección”.

Además, la evolución tecnológica de Prats permite, incluso, los diseños multicurvas, facetados para reducir espesores. “De esta manera, aunque se necesite un diámetro grande, algo que suele ocurrir en gafas curvadas de sol, logramos la mejor estética”, concluye la product manager de Prats.

Pero lo mejor de todo, es que, para estos deportistas, Prats puede combinar toda esta tecnología en la graduación de la lente, con la protección solar. Es decir, que los ciclistas o corredores de hoy pueden salir a practicar su deporte favorito totalmente protegidos del sol, de posibles accidentes visuales y del viento, con una lente, además, graduada para su corrección visual.

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