“Desde Grupo Prats estamos orgullosos de anunciar que apostamos por tecnologías que ayudan a nuestro entorno de forma ecológica y sostenible. Por este motivo, tomamos la decisión de cambiar todas las tarjetas de PVC por PVC biodegradable”, subrayan desde la compañía.
Unas tarjetas fabricadas con resina de PVC convencional con aditivos adicionales (OXO) que activan el proceso de su biodegradación, actuando como un cebo para los microorganismos que consumen el carbono del producto, descomponiéndolo en dióxido de carbono, agua y una sal suave, sin dejar ningún cloruro de vinilo tóxico, y permitiendo que las tarjetas se degraden en condiciones ambientales normales en torno a los 36/48 meses.
“Elegimos este nuevo rumbo para que nuestro negocio se alinee con la sostenibilidad del mismo y de nuestro entorno”, concluyen desde la compañía.