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Justo unos días antes de la pandemia, dos de las cooperantes de la Fundación Cione Ruta de la Luz, Mónica Muñoz y Mabel Mena, recorrieron distintos emplazamientos de Bolivia llevando a cabo campañas de diagnóstico y tratamiento y de formación entre la población más desfavorecida del país.

En este proyecto han colaborado distintas entidades radicadas en la comarca que han ayudado tanto en la difusión y organización de los eventos como en el traslado y alojamiento de las cooperantes.

La fundación FUNDESSOL, cuyo principal objetivo es mejorar la calidad de vida de la población boliviana mediante la prestación de servicios de salud y la ejecución de proyectos y programas sociales en las áreas de salud integral, la fundación Ojos del Mundo, de origen español, cuyo fin es prevenir y combatir la ceguera evitable entre las poblaciones más pobres del mundo, la institución ANET (Amigos de los Niños Excepcionales Tarija), que brinda atención integral a personas con discapacidad intelectual, física y sensorial del departamento de Tarija y la residencia Casa de la Amistad, donde acogen a niños con discapacidad física y cognitiva, han sido las cuatro instituciones que hicieron posible la atención a un gran número de personas gracias a una excelente organización.

Durante los dos primeros días, la campaña de revisiones se realizó en la sede de «Ojos del mundo» en Tarija, la séptima ciudad más poblada de Bolivia. Después, las cooperantes se trasladaron hasta Entre Ríos, una pequeña ciudad situada a 110 km de Tarija, que encabeza la lista de municipios con un mayor índice de pobreza de la región. A continuación, realizaron la campaña en Bermejo, frontera natural entre Bolivia y Argentina, situada a unos 200 km de Tarija. Los tres últimos días de campaña se desarrollaron en San Lorenzo, a tan solo 15 km de Tarija, en el centro de salud Tomatitas.

Tan importante como la labor de diagnóstico en gabinete fue la labor formativa que Mónica y Mabel han desarrollado primero en la Universidad de Tarija y después en el centro de salud Tomatitas. En la Universidad, impartieron un curso dividido en cuatro partes: defectos refractivos, test visuales para detección de estos defectos refractivos, patologías oculares e higiene visual, dirigido a estudiantes de último año de Enfermería. En San Lorenzo, además de instruir sobre la manera de hacer “screening” visuales dentro del programa de visitas de niño sano al personal del centro de salud Tomatitas, organizaron una mesa redonda en la que expusieron los casos encontrados durante la campaña y cómo deberían abordarse.

Para Mabel Mena, óptica-optometrista, esta ha sido su primera experiencia como cooperante. En el resumen de su experiencia destacaría una sola palabra: emocionante. “Quiero agradecer a Ruta de la Luz por confiar en mí ante un proyecto tan bonito”, afirma en su informe sobre un proyecto en el que han atendido a 794 personas, muchas de ella en condiciones de extrema pobreza y que, además, “tienen una gran necesidad de ayuda visual”.

Esta ha supuesto la cuarta campaña internacional para Mónica Muñoz, pero según sus propias declaraciones ha sido “la más emocionante”, porque ha podido comprobar que quien «menos tiene, lo da todo”.

Ambas cooperantes han destacado la gran importancia de la labor formativa que se ha realizado y subrayan lo que Javier Armella, responsable de FUNDESSOL, dijo al respecto: “No es lo más importante la información sobre la visión que se le está entregando a la población sino el ejemplo que ambas estáis ofreciendo a las mujeres de este país”.

“Cuando fuimos a la universidad a dar la charla, aquellas estudiantes nos idolatraban… nos decían que querían ser como nosotras… eso fue un orgullo inmenso. Al fin al cabo, nosotras somos dos chicas iguales que ellas y todas deberíamos tener la oportunidad de brillar con luz propia”, termina Mabel.

“Ojalá pudiéramos cambiar el mundo, pero me conformo con haber podido ayudar un niño a mejorar su rendimiento o que alguna mujer, al vernos, se dé cuenta de que es capaz de hacer todo lo que se proponga. De todo corazón muchísimas gracias por hacerme posible vivir esta experiencia, sin vosotros esto no sería posible. Soy una gran afortunada en pertenecer a la gran familia de la Ruta de la Luz, concluye Mónica Muñoz.

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