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La pobreza visual infantil persiste en España: más de 721.000 menores no pueden disfrutar de una buena visión por los problemas financieros de su familia, dado que el coste que suponen sus gafas o lentillas puede suponer un quebranto para la economía familiar. Este es uno de los datos presentados por la asociación de utilidad pública, Visión y Vida, en la rueda de prensa organizada como antesala del Día Mundial de la visión, que se celebrará el jueves 10 de octubre.

La entidad, gracias al apoyo de Correos Express, filial de paquetería urgente del Grupo Correos, ha desgranado los resultados de su último estudio, Radiografía de la pobreza visual infantil en España, 2024, una actualización del informe presentado en 2022, en el que por primera vez se midió la prevalencia de “pobreza visual” en el país.

“Acuñamos el término pobreza visual durante la gran crisis de 2008, cuando detectamos que, ante una situación de vulnerabilidad económica, hay personas que tienen incapacidad para hacer frente al gasto que supone comprar o renovar sus equipamientos ópticos. En el caso de la pobreza visual infantil, nos referimos a aquellos casos en los que un menor de 18 años necesita gafas, lentes de contacto o terapia visual para poder ver bien, pero la situación económica de su familia no se lo permite”, explica Salvador Alsina, presidente de Visión y Vida.

Aunque la situación mejora, España está lejos de llegar a una tasa cero de pobreza visual, la única que los expertos consideran apropiada

España cierra 2023 con una tasa de riesgo de pobreza del 20,2% (el INE dictamina que un hogar está en riesgo de pobreza cuando los ingresos del mismo están por debajo del 60% de la media nacional). En el caso de los menores de 18 años, la media se eleva hasta el 27,10%. Visión y Vida aplica sobre estos datos y su correspondiente magnitud autonómica (datos ofrecidos por la Fundación ISEAK) la prevalencia media de problemas visuales por edades (31% en caso de menores y 62,94% en adultos) para llegar a esta imagen del problema. “Sabemos que estos cálculos no son científicamente exactos, ya que es imposible revisar a todos los ciudadanos para lograr la precisión, pero nos ofrecen una imagen estimada del problema que tenemos ante nosotros”, explica Alsina.

Teniendo esto en cuenta, la entidad, que lleva desde entonces analizando la prevalencia de esta dificultad, concluyó en 2022 (datos de cierre 2021) que en España había 761.157 menores de edad (6.126.847 adultos) que padecían pobreza visual.

Ahora, dos años después y tras la puesta en marcha de diferentes medidas para paliar las situaciones de vulnerabilidad en el país -España lleva años ocupando los primeros puestos en el deshonroso ranking de pobreza de Europa-, Visión y Vida alerta de que la problemática persiste. “En dos años solo hemos logrado reducir en cerca de 40.000 menores esta cifra, viendo como 721.497 menores y 6.103.451 adultos siguen padeciendo pobreza visual”, expone Alsina.

Aunque la situación mejora, España está lejos de llegar a una tasa cero de pobreza visual, la única que los expertos consideran apropiada. Hemos pasado de un 8,59% de pobreza visual infantil y un 12,9% en adultos a un 8,4% y 12,7% a cierre de 2023.

Como se ha podido comprobar en diferentes ocasiones, la pobreza se distribuye de manera desigual entre las diferentes comunidades autónomas

“La situación ha mejorado de manera relativa, pero es imprescindible que se pongan en marcha medidas eficientes para asegurar que, en el caso de los menores, todos tienen las mismas opciones de accesibilidad a una buena salud visual, dado que sabemos que este problema puede afectar a su desarrollo educativo y cognitivo, reduciendo sus posibilidades futuras. Solo hay que recordar que uno de cada tres casos de fracaso escolar se debe a un problema de visión. Saber que puede haber más de 700.000 menores que vean lastrado su futuro por algo tan simple como no disponer o no llevar actualizadas sus gafas o lentillas es algo que debe preocuparnos como país”, añade Alsina.

Como se ha podido comprobar en diferentes ocasiones, la pobreza se distribuye de manera desigual entre las diferentes comunidades autónomas. De este modo, Ceuta lidera la tabla con un 19,8% de pobreza infantil, seguida de Asturias (11%), Islas Baleares y Navarra (10,2%), Melilla (10,1%), Comunidad Valenciana (9,6%), Andalucía (9,3%), Aragón (9%), y Canarias (8,6%).

Todas se encuentran por encima de la media (8,4%), en la que se halla Cataluña. Por debajo, encontramos a Extremadura y Murcia (7,8%), Castilla-La Mancha y Comunidad de Madrid (7,5%), Castilla y León (7,4%), Cantabria (7,2%), La Rioja (7,1%), País Vasco (6,4%) y Galicia (6,2%).

Visión y Vida recuerda que para eliminar esta problemática actual, solo existe una solución. “En primer lugar, es necesario concienciar, ya que sabemos que el 59% de las familias no revisa el estado de la visión de sus hijos porque estos no se quejan”, cuenta Alsina. Por eso, la entidad lleva años reclamando la existencia de un Plan Estatal de Salud Visual que permita que, desde pediatría hasta geriatría, se recuerden las revisiones visuales pertinentes. “Después es imprescindible aplicar sistemas de compensación económica para aquellas familias con una economía más frágil. Ya ha habido varios intentos de solucionar este problema y estamos a la espera de ver cómo desde el Ministerio de Sanidad se pone en marcha la medida prevista para terminar con la pobreza visual entre la población más joven”, afirma. Porque para la entidad, “tras solucionar la pobreza visual infantil, sería necesario continuar con otros segmentos de población vulnerables, como los mayores”, concluye Alsina.

INFORME – RADIOGRAFÍA DE LA POBREZA VISUAL EN ESPAÑA, 2024

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